me gusta ir a recoger fotos de carretes que llevaban un tiempo en la cámara porque me doy cuenta de lo rápido que cambian las cosas. coges las fotos y de golpe recuerdas días, tardes y mañanas. a veces, noches. recuerdas bromas y cosquillas. recuerdas el olor de la habitación en la que estabas en esa foto. el frío. los nervios. los dedos entumecidos y los labios cortados. el brillo de tus ojos. el sabor del té negro. el nudo en el estómago. recuerdas lo difícil que fue salir aquella mañana de la cama...
y en algún punto entre recuerdo y recuerdo, va y llega la nostalgia para joderte lo que te queda de día. o de noche.
no hay nada como contemplar fotografías viejas... para bien y para mal
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